India propone al viajero miles de experiencias pero una de las más impactantes e inolvidables es visitar Varanasi, la ciudad sagrada de la India, también conocida como Benarés. Muchos viajeros tienen claro que Benarés es una ciudad de visita obligada pero otros la dejan fuera de su itinerario cuando descubren que desplazarse por la India es complicado.
Cómo llegar a Varanasi (Benarés)
En la India, alquilar un vehículo es impensable y peligroso, coger un autobús es lento e incómodo, el tren más de lo mismo… por poco que se pueda, la mejor manera de viajar de norte a sur y de este a oeste es cogiendo un vuelo low cost con las compañías Spice Jet, Jet Airways o Fly Kingfisher. El trayecto suele costar unos 150€/persona pero el tiempo es oro en un país donde todo es complicado y hacer 200 kilómetros por carretera puede suponer más de siete horas de incómodo e accidentado recorrido.
Dicho esto, para llegar a Varanasi, lo mejor es comprar un billete de avión. En mi caso, cogí un vuelo desde Delhi que duró aproximadamente una hora y media.
Un viaje para morir en paz
Llegar a Varanasi (Benarés) es impactante. Este pueblo, a pies del río Ganges, es pura espiritualidad. Si es la primera vez que viajas a la India, recomiendo dejar Benarés para el final del viaje. Es más fácil “entender” el porqué, el sentido y el valor que tiene Varanasi, la ciudad dónde los hindús viajan para morir o despedir a un difunto, cuando ya tienes aceptada la cruda realidad de la India y entrenados tus sentimientos y emociones.
La gente viaja a Benarés para morir. Es la ciudad sagrada, la ciudad de los difuntos, donde los más afortunados hacen su último viaje para ser calcinados en los crematorios y entregados al río Ganges en forma de cenizas. Muchos viajeros que ya han estado en Varanasi recuerdan una experiencia emocional e inolvidable; sin embargo, para otros, es el peor recuerdo de su viaje a la India. “Demasiado duro”, me comentó una compañera de viaje que seguramente nunca recomendará esta visita. Para muchos otros, Varanasi es una experiencia inolvidable, incluso más emocionante que ver en directo el Taj Mahal.
Los crematorios y el río Ganges
Al atardecer… Empiezan los crematorios, donde los más afortunados y adinerados pueden permitirse leña y un sacerdote para hacer su último viaje. Los más pobres son enterrados y, por supuesto, no viajan hasta Benarés durante los últimos días de su vida. Aquí, una vez más, las castas superiores lo tienen más fácil, por no decir que tienen casi la exclusividad de una muerte en paz.
Al amanecer… A las 5 de la madrugada despierta Varanasi. Toda la gente desciende hasta los Ghats, las escaleras de piedra habilitadas para acceder a las aguas del río Ganges, cuyo nombre real es Ganga, que significa “va, va”, haciendo referencia al movimiento de las aguas. Las aguas sagradas y contaminadas del río Ganges se llenan de barcas a remo, deseos flotantes, velas, flores, música, incienso… y las personas se bañan, nadan y lavan sus prendas de ropa y hogar en un ambiente místico protagonizado por cantes espirituales y olor a incienso. Los hindúes tienen la creencia que morir en Benarés o a menos de 60 kilómetros libera tu alma del karma y como resultado pasas de la vida terrenal a la espiritual, dejando atrás la desgracia de la reencarnación.
El camino hasta los Ghats
Para llegar hasta el río Ganges debes atravesar el Chowk, el barrio antiguo de la ciudad, un laberinto de calles estrechas, sucias y por las que tienes que ir con los ojos bien abiertos para no tropezar. Aconsejo buscar a alguien de la calle (sobran voluntarios) para que os acompañe como guía por unas cuantas rupias hasta los crematorios y las barcas. Se cruzan motos, personas, perros, vacas… incluso tuve la suerte y el susto de cruzarme con un difunto cubierto de flores, transportado en una camilla por dos hombres que se dirigían a la zona de los crematorios.
Montañas de troncos y madera anuncian que estás en frente de los crematorios, también el olor es algo inolvidable. Desde el río, cientos de barcas observan los fuegos que incineran y despiden a los difuntos. Por respeto, se advierte a los turistas no fotografiar en el espacio de los crematorios, es una imagen que no tendrás en tu colección de fotografías del viaje pero que nunca borrarás de la memoria. En la zona de los fuegos existen policías de incógnito escondidos entre la multitud que no dudarán en multarte y hacerte pasar un poco de vergüenza.
Varanasi, sin prejuicios
Sin un poco de entrenamiento emocional la imagen de los crematorios o de la gente bañándose en esas aguas puede ser impactante, es por ello que recomendaba dejarlo para el final del viaje, una vez notas que estás integrado en la India y “comprendes”, aunque no compartas, muchas tradiciones del hinduismo.
Cuando comprendes como piensan los hindús y cuáles son sus creencias, puedes vivir la experiencia de visitar Varanasi sin prejuicios. De repente, lo que para ti es casi un infierno se convierte en un lujo espiritual.
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